Contaminación, Medio Ambiente y «bolsillos»

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EN PALABRAS DE RAFAEL GISBERT: Hacer caja descontaminando el mundo

Descontaminar. Eso es lo que hacemos los mecánicos cuando reparamos el mal funcionamiento de los sistemas anticontaminación o les realizamos un mantenimiento. Hoy día, los motores de los vehículos modernos son capaces de regenerarse en determinadas condiciones, como por ejemplo a más de 2.000 rpm en trayectos de más de media hora.

En nuestro departamento de Asistencia Técnica, sólo en el mes de mayo hemos atendido 6.072 incidencias (vehículos) de las que 3.613, un 59’5%, eran referentes a problemas en gestión de motor. De éstas, las averías más frecuentes tienen relación con el sistema E.G.R. (Recirculación de Gases de Escape) y con el F.A.P. (Filtro Antipartículas). De hecho, hace unas semanas nuestro compañero Laureano López escribió un artículo sobre este tema, tan en auge hoy día en términos tanto formativos como laborales. Lauren es Responsable de Formación Certificada en Carsmarobe, donde en estos primeros 6 meses del año hemos impartido 38 jornadas formativas relacionadas con estos Sistemas. No cabe duda, el tema preocupa.

Seré sincero. Lo que más me ha llamado la atención en estos meses no han sido las cifras (realmente significativas, por otro lado), sino que muchos de los técnicos que hemos atendido desde el departamento de Asistencia Técnica nos han solicitado el proceso para anular dichos Sistemas Anticontaminación. Según justificaban, para evitar el problema (recurrente en varios casos) y solucionar la avería, lo que deja al vehículo absolutamente fuera de la ley y contaminando nuestro planeta.

SISTEMAS ANTICONTAMINACIÓNPero reflexionemos un momento. Si optamos por anular el Sistema Anticontaminación nos enfrentamos a dos cuestiones. La primera, y más importante, la ecológica. Las E.G.R. reduce en un 80% las amisiones de NOx y el sistema F.A.P., componente del tramo de escape, retiene todas las partículas de hollín sólidas generadas por los motores diésel, evitando así su salida al exterior y la consiguiente contaminación. Por otro lado, existe también una cuestión económica. Y es que anular un Sistema Anticontaminación supone una jugosa facturación en un momento determinado. Pero reparar y realizar los mantenimientos oportunos implicará facturar eventualmente por el trabajo realizado y de carácter legal. Además, evidentemente, de evitar un exceso de gases contaminantes en nuestro medioambiente (que repercute directamente en nuestra salud).

Humildemente, desde nuestro blog Todomarobe me gustaría dar un toque de atención a los fabricantes en materia de calidad; Pedir mayor sensibilización a los talleres en materia de polución y un mayor control de prácticas ilegales. Así, aportaríamos nuestro granito de arena, que tanta falta hace, al aire que respiramos.

Jorge Peiró

EN PALABRAS DE JORGE PEIRÓ: Cuidado con los «malos humos»… 

Puede costarnos más de los que creemos. Estoy convencido de que cuando vemos o leemos noticias sobre los graves problemas de contaminación en determinadas ciudades, no somos del todo conscientes de nuestra “pequeña” aportación a estos escenarios.

Nueva Delhi, Pekín, Londres, Chicago… Llenas de humo que no permite ver a más de 10 metros, con colegios cerrados con los índices de contaminación y gente andando por la calles protegiéndose las vías respiratorias con mascarillas. ¿Quién no ha visto estas imágenes alguna vez en el telediario? La contaminación en las ciudades con núcleos de población densa es cada vez más endémica.

En España, también hemos vivido un año en el que las noticias sobre contaminación, por ejemplo en Madrid, han sido constantes. En la capital, se ha establecido por primera vez un protocolo anticontaminación que afecta a cuatro escenarios posibles, aumentando restricciones de conducción a medida que aumenta la contaminación:

SISTEMAS ANTICONTAMINACIÓN

En lo que realmente me gustaría poner hoy el toque de atención no es sólo en los problemas medioambientales que genera la contaminación (y, en definitiva, a nuestra propia salud). Quisiera dar un paso más allá y llamar la atención de nuestros bolsillos. No cuidar nuestro entorno es un problema “caro”. Vamos, una situación que nos cuesta dinero. Y no, no somos conscientes de ello.

Hace muy poco, la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) sacó a la luz un nuevo informe alertando de los costes económicos que tiene la contaminación en nuestras ciudades y cómo en consecuencia afecta a la economía de una región. En dicho informe se calcula que el 1% de nuestro PIB nos cuesta, anualmente, las consecuencias de la contaminación actual en nuestro país. Si no se crean políticas correctoras y restrictivas para prevenir el crecimiento de la contaminación en nuestras ciudades, veremos como esa cifra aumenta cada vez más. El coste médico por los problemas derivados será cada vez más creciente, se producirá una reducción de la actividad agrícola por los cambios en los ciclos productivos, existirá un amento energético global, y, por ende, veremos un encarecimiento de los productos básicos y de los accesos a los servicios. Y, por si fuera poco, en la actualidad se estima que entre 6 y 9 millones de fallecimientos al año en el planeta tienen una consecuencia directa con la contaminación.

En nuestras manos están los “pequeños” gestos para no alimentar a este pequeño problema de futuro (que es a fin de cuentas presente).

No pongo en duda que ir al taller con un problema con el Sistema Anticontaminación de nuestro coche es fastidioso. Más cuando nos pasan la factura y descubrimos lo que cuesta repararlo. En ese momento solo somos capaces de enrabietarnos con la cifra del presupuesto sin darnos cuenta de que podríamos haberla prevenido. Pero, es cierto, muchos no somos técnicos y no sabemos demasiado de regeneraciones y demás…

Cada día es más obvio, el vehículo es más que una máquina, es un complejo sistema al que debemos prestar la adecuada atención. Hacer una conducción adecuada, llevar un mantenimiento preventivo y, sobre todo, saber “escuchar” a nuestro coche para descubrir cuándo nos da a entender síntomas de una posible avería. Así, podremos darle una solución eficaz en nuestro taller de confianza.

Son gestos muy “pequeños” pero que ayuda a que nuestros coches no aporten más “malos humos” de los que ya se asientan en nuestra ciudad.

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