Se acerca el verano y con él las ansiadas vacaciones. Los meses de mayo y junio son de lo más ajetreados en los talleres españoles: los viajes se acercan y las familias quieren preparar sus vehículos para llegar seguros y tranquilos al destino escogido.
Pero, aunque realizar un mantenimiento periódico y adecuado a nuestros coches es vital para su seguridad, lo cierto es que hay otros factores a los que aún cuesta prestar la necesaria atención. Viajar con niños, ser un buen copiloto o conducir acompañado de mascotas son otras cuestiones con las que debemos ser consecuentes a la hora de planificar un trayecto largo (o incluso corto).
El cinturón de seguridad salva vidas: humanas o animales, pero las salva. Bajo esta premisa no debe preocuparnos de más la comodidad del acompañante canino. Lo más adecuado es contar con un trasportín, pero si nuestro perro es demasiado grande, entonces deberemos recurrir a arnés especiales (preferiblemente de dos enganches).
Acostumbrar a los canes de medio o menor tamaño, desde cachorros, a viajar en trasportín es la mejor opción, sobre todo para ellos mismos. Así, habituados al modo y al espacio, nuestras mascotas viajarán mucho más tranquilas y cómodas, además de seguras. Lo idóneo es acomodar el trasportín tras el asiento del conductor, en el suelo. En ningún caso debe llevarse sobre los asientos traseros, aunque vaya sujeto con el cinturón de seguridad. En caso de impacto, el trasportín destrozaría los puntos de sujeción y lanzaría el bulto por el habitáculo.
Si además de con perros viajamos con varios acompañantes en los asientos traseros de nuestro vehículo, podemos derivar al animal a la zona de maletero (siempre y cuando esta sea lo suficientemente amplia). Aquí, el trasportín deberá colocarse en sentido trasversal (para que, en caso de impacto, el golpe no sea directo en su columna vertebral y se reparta por todo su cuerpo) y con una rejilla divisoria estable (que evitará la deformación de los asientos traseros). Obviamente, si elegimos esta opción deberemos evitar objetos pesados alrededor del trasportín. Si tuviéramos un accidente, cualquier objeto no amarrado del maletero podría dañar gravemente a nuestra mascota.
Los animales de mayor tamaño deberán viajar sujetos con un arnés que les pase sobre la cabeza y alrededor del tórax, sujeto al cinturón de seguridad. Lo idóneo es que los enganches se encuentren a ambos lados del cuerpo, para que, en caso de impacto, se distribuya mejor el peso del animal y quede mejor retenido en su asiento. Además, los arneses de un solo enganche podrían romperse por la hebilla, haciendo que el perro chocará contra el respaldo del asiento y pudiera provocar graves lesiones de columna al pasajero (además de las sufridas por el animal).
Otros conductores optan por remolques externos al vehículo. En dicho caso, es recomendable consultar el Reglamento General de Circulación y conocer los límites de velocidad establecidos al respecto.
Adaptar a nuestras mascotas para viajar seguros no es sólo beneficioso para estos, sino que también evitará enormes disgustos sobre los propios pasajeros. En caso de impacto, o con apenas un frenazo brusco a pocos km por hora, el peso del animal se multiplicará hasta por 35, pudiendo suponer un impacto mortal para los ocupantes del habitáculo. Aunque parezca sorprendente, un pequeño can de un par de kilos puede suponer un obstáculo de 70kg en un incidente de tráfico. No digamos pues animales de más de 30kg.
En ningún caso se debe llevar al animal suelto, y aún menos asomado por una ventanilla. Además, la Ley de Tráfico indica que “el conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía. A estos efectos, deberá cuidar especialmente de mantener la posición adecuada y que la mantengan el resto de los pasajeros, y la adecuada colocación de los objetos o animales transportados para que no haya interferencias entre el conductor y cualquiera de ellos”.
Además de tener presentes estas premisas de seguridad, no debemos olvidar que nuestras mascotas son seres vivos y como tal debemos cuidarlos y protegerlos. Es importante hacer paradas cada dos horas para que el animal pueda moverse, beber agua fresca o evacuar. Y evitar, en la medida de lo posible, que ingiera comida antes del viaje, para evitar así posibles vómitos o mareos. No obstante, si nuestro can acostumbra a tener malos viajes, los veterinarios recetan pastillas para sedarles las horas del viaje.
Y para viajar absolutamente tranquilos con nuestros acompañantes de cuatro patas, existen también pólizas específicas para ellos (aunque algunos seguros multirriesgos del hogar ya los incluyen).