El coche Autónomo de Google registra 272 fallos, y eso es bueno
Toda tecnología debe ponerse a prueba para que cada producto llegue bien pulido a las tiendas y el usuario final disfrute de una experiencia plena. Los coches también pasan por diferentes ensayos; En el caso de los vehículos autónomos, aún con más razón. Los automóviles sin conductor hacen uso de sistemas muy modernos que, a día de hoy, aún están “verdes”. Necesitan madurar en entornos reales que los pongan a prueba ante cualquier situación.
Google lleva años circulando con diferentes tipos de coches autónomos, concretamente desde 2009. En siete años han recorrido 4 millones de kilómetros, de los cuales más de la mitad se han hecho de forma autónoma. En esa distancia recorrida, equivalente a ir y volver de la luna 5 veces, el coche de Google ha tenido 17 accidentes leves (que según informes de su desarrolladora, nunca fueron culpa del vehículo) y 272 errores graves que obligaron al técnico a tomar los mandos del automóvil. Dichos fallos implicaron una desconexión del modo autónomo, requiriendo la intervención de los conductores, entrenados específicamente para reaccionar ante cualquier imprevisto. De esta manera, los técnicos tardaron de media 0,84 segundos en detectar el fallo y tomar el control. Sea como fuere, estos casos de desconexión no hubieran supuesto una colisión en caso del que el conductor hubiese tardado más en reaccionar. ¿En qué consisten estas desconexiones? Pueden darse dos casos: O bien el sistema de conducción recibe señales contradictorias y, ante la duda, requiere la intervención del técnico, o bien el propio conductor interviene al observar que el coche está realizando una maniobra incorrecta.
Sin embargo, estos fallos no suponen un problema para Google. Más bien todo lo contrario, suponen una oportunidad de detectar fallos, aprender de ellos y subsanarlos para que no vuelvan a suceder. En este momento, la mayor preocupación de Google no es convencer o demostrar que estos coches son seguros, sino conseguirlo. Y la única manera de hacerlo es que fallen durante los test. Cuando el coche falla, se inicia un protocolo en el que se recogen todos los parámetros que registra el sistema, se recrean y se analizan para poder ponerles solución.