Ford quiso cambiar en los años sesenta el volante por dos mini ruedas



Hoy día nadie se imagina un coche sin volante. Ni si quiera los vehículos autónomos podrían librarse de este elemento: si el sistema informático fallase, el conductor tendría que tomar los mandos de modo tradicional. Sin embargo, a lo largo de la historia del coche, no han sido pocos los que han querido cambiar el volante por otro tipo de dispositivo.


De hecho, Ford ya lo intentó en los años sesenta. El gigante americano planeaba entonces reemplazar el típico volante por dos pequeñas manivelas denominadas Wrist Twist. El objetivo no era otro que desarrollar un sistema más cómodo y sencillo para maniobras como la de aparcar; Además de liberar espacio en el interior de los coches para facilitar su acceso. El sistema contaba con una columna de dirección móvil que permitía ajustarlo a la altura del conductor e incluso abatirlo.


Para demostrar su viabilidad, Ford montó este sistema en un enorme Ford Mercury. Incluso algunos periodistas del sector tuvieron la oportunidad de probarlo, resaltando que si bien la visibilidad era estupenda y que el enorme coche se movía con la agilidad de un compacto, sentían la falta de apoyo de un volante de los de toda la vida. Al final, la idea de Ford, como otras tantas, no prosperó, y se quedó en una mera anécdota que os contamos hoy.


Ver fuente noticia